La ayuda al prójimo es fundamental, palabras que escasean en pleno siglo XXI.
Antonio, un padre de familia, cierto día, cuando regresaba del trabajo, se encontró con un atasco de tráfico infernal y notó que un señor conducía apresuradamente, cortándole el paso a todo el que podía al tratar de abrirse paso entre los vehículos. Cuando se aproximó al vehículo de Antonio, se le atravesó de una manera tan brusca que por poco ocurre una colisión.En ese momento, Antonio tuvo deseos de insultarlo e impedirle el paso, pero luego pensó:- ¡El pobre! Está tan nervioso y apurado… ¡Sabrá Dios si tiene un problema serio y necesita llegar cuanto antes a su destino!Con estos pensamientos, detuvo por completo su auto y lo dejó pasar. Al llegar a casa, Antonio recibió la noticia de que su hijo de tres años había sufrido un grave accidente y había sido llevado al hospital por su esposa.Inmediatamente se dirigió al hospital; al llegar, su esposa corrió a sus brazos y lo tranquilizó diciéndole:- Gracias a Dios todo está bien. El médico llegó justo a tiempo para salvar la vida de nuestro hijo; ya está fuera de peligro.
llevar a esa persona a actuar de una manera determinada”.